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Mandato

¿Qué es y qué significa?

Descripción del término jurídico Mandato:

El mandato es un contrato por el cual una persona, denominada mandante, confiere a otra, llamada mandatario, el poder de representación para que realice uno o varios actos jurídicos por cuenta y en nombre del mandante. Se trata de un acuerdo de voluntades que genera obligaciones para ambas partes, siendo esencialmente un contrato consensual que no requiere de una formalidad específica para su validez, salvo aquellos casos que por ley exijan forma determinada para actos específicos.

Este contrato está regulado principalmente en el Código Civil español, específicamente en los artículos 1709 al 1739. Según este cuerpo legal, el mandato puede ser tanto gratuito como oneroso, lo que implica que el mandatario puede recibir una remuneración por los servicios prestados o llevarlos a cabo de manera altruista.

Entre las características principales del mandato se encuentra su naturaleza representativa y fiduciaria. La representación implica que los efectos de los actos jurídicos realizados por el mandatario en virtud del mandato repercuten directamente en la esfera jurídica del mandante. Por su parte, la relación fiduciaria implica un alto grado de confianza y lealtad por parte del mandatario hacia el mandante.

Es importante señalar que el alcance de la representación debe estar claramente delimitado en el contrato de mandato. El mandatario no debe exceder los límites de lo encomendado, ya que de lo contrario podría incurrir en una actuación fuera del mandato que generaría responsabilidades para él y podría no generar los efectos deseados para el mandante.

El mandato termina por diversas causas, como el cumplimiento del encargo, la revocación por parte del mandante, la renuncia por parte del mandatario, la muerte o incapacidad de alguna de las partes, o por la extinción del objeto sobre el cual recae el mandato.

Contexto jurídico en el que puede utilizarse el término Mandato:

Imaginemos una situación en la que un empresario, que tiene que viajar frecuentemente fuera del país, otorga un mandato a su abogado para que éste pueda firmar contratos en su nombre y gestionar diferentes asuntos relacionados con su empresa durante sus ausencias. El empresario, como mandante, confía en su abogado, designado como mandatario, para que actúe en su representación bajo los términos acordados. En este caso, podría establecerse una remuneración por cada contrato firmado o por la gestión general de sus asuntos.

Otro ejemplo podría ser un caso en el cual una persona mayor otorga un mandato a uno de sus hijos para que maneje sus cuentas bancarias y realice operaciones financieras necesarias para su sustento y cuidados. Aquí, la confianza es un elemento clave, ya que el hijo como mandatario debe actuar con total lealtad y en el mejor interés de su progenitor.

La relevancia del mandato en la práctica jurídica española es sustancial, ya que permite la gestión de negocios y la realización de actos jurídicos en un mundo donde la inmediatez y las obligaciones personales a menudo imposibilitan la presencia física constante de las personas en todos los actos que requieren su intervención. El correcto uso del mandato asegura la fluidez y efectividad de las transacciones jurídicas, además de fomentar la confianza entre las partes, siendo una herramienta esencial en las relaciones jurídicas y comerciales.

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