Descripción del término jurídico Rescisión de contrato:
La rescisión de contrato es un mecanismo jurídico previsto en el ordenamiento jurídico español que permite dejar sin efecto un contrato válido por razones sobrevenidas o por el incumplimiento de alguna de las partes implicadas. La rescisión tiene sus raíces históricas en el Derecho Romano y está regulada en el Código Civil español bajo los artículos 1290 a 1299.
Hay que distinguir entre rescisión y resolución de contrato, aunque en el lenguaje común a veces se confundan. La resolución suele aplicarse en casos de incumplimiento de las obligaciones contractuales por una de las partes y es una facultad que se ejerce ante el incumplimiento de las obligaciones esenciales del contrato. Por otro lado, la rescisión se plantea por motivos de equidad, y se prevé para casos en los que, aun habiendo cumplimiento de las partes, la ejecución del contrato llevaría a una situación de notoria desventaja para una de ellas por causas que no se daban al momento de la contratación.
Entre los motivos para solicitar la rescisión señalados por el Código Civil español, se encuentran el estado de lesión enorme, es decir, cuando una de las partes se ha aprovechado de la necesidad, ligereza o inexperiencia de la otra para obtener una prestación desproporcionadamente inferior a la que entregó. Otro motivo de rescisión es el fraude contra acreedores, donde un deudor realiza actos de disposición a título gratuito sabiendo que con ello está perjudicando a sus acreedores.
Un punto importante a destacar es que, para que proceda la rescisión, no debe haber otro remedio legal para reparar el perjuicio y la parte que solicite la rescisión debe ser capaz de devolver lo que había recibido en virtud del contrato.
Contexto jurídico en el que puede utilizarse el término Rescisión de contrato:
Un ejemplo clásico de la aplicación de la rescisión es en los casos de lesión enorme. Por ejemplo, supongamos que una persona, en un momento de extrema necesidad económica, vende un inmueble valorado en 200.000 euros por una cantidad irrisoria de 30.000 euros a alguien que conoce plenamente la situación de precariedad del vendedor. En este caso, el vendedor podría solicitar la rescisión del contrato por lesión, al haberse aprovechado el comprador de su situación de desventaja.
Otro ejemplo podría ser el de un padre de familia que, previendo su insolvencia inminente, transfiere una serie de propiedades a sus hijos para evitar que sus acreedores puedan embargarlas. Si los acreedores demuestran que dichas transferencias se efectuaron en fraude de acreedores y que les impide cobrar sus deudas, pueden solicitar la rescisión de dichas operaciones para que las propiedades vuelvan al patrimonio del deudor y puedan ser objeto de embargo.
La rescisión de contrato es, por tanto, una herramienta jurídica fundamental para asegurar la justicia contractual y el equilibrio entre las prestaciones de las partes. Su correcta aplicación contribuye al mantenimiento de la buena fe y al restablecimiento del equilibrio económico-social entre las partes contratantes.