Descripción del término jurídico Tercero:
En el sistema jurídico español, el término «tercero» se refiere a una persona o entidad que, en un contexto legal, no forma parte directa de un contrato, pero que puede estar afectada por sus efectos o tener ciertos derechos o responsabilidades en relación con él. En el ámbito del derecho civil, por ejemplo, un tercero es alguien que, sin ser parte de la relación jurídica entre el deudor y el acreedor, puede resultar beneficiado o perjudicado por dicha relación.
La posición de tercero se contempla en diversas áreas del derecho. En el terreno contractual, se tiene en cuenta para proteger a aquellas personas que, no habiendo intervenido en la celebración de un contrato, pueden verse vinculadas por las obligaciones que de él se derivan o pueden querer alegar algún derecho en su contra. En el derecho de daños, los terceros son quienes, sin ser el causante ni la víctima directa del daño, sufren consecuencias por los actos de otros.
Los terceros también adquieren relevancia en el ámbito procesal. En un litigio, la figura del tercero es crucial ya que puede intervenir en el proceso como tercero coadyuvante, tercero independiente o tercero poseedor, cada uno con un grado distinto de participación y efectos jurídicos.
Los derechos de los terceros suelen estar protegidos por diversas figuras como el título ejecutivo o la fe pública registral. En el caso de la fe pública registral, por ejemplo, se protege al tercero de buena fe que adquiere un derecho de alguien que en el registro aparece con facultades para transmitirlo, aunque en realidad no las tenga.
En el marco del derecho de familia, el tercero también adquiere especial significación al considerar a aquellas personas que, sin ser miembro de la familia ni tener un vínculo sanguíneo, pueden verse implicadas en situaciones legales, como la adopción, custodia o manutención de menores.
Contexto jurídico en el que puede utilizarse el término Tercero:
Un ejemplo de la aplicación del término tercero en la práctica jurídica española podría ser en el contexto de un embargo. Supongamos que una persona, a quien llamaremos Juan, debe una cantidad de dinero a un acreedor y no ha podido satisfacer su deuda. El acreedor inicia entonces un proceso de ejecución y se dispone a embargar bienes de Juan. Sin embargo, resulta que una de las propiedades que se intenta embargar está actualmente en posesión de una empresa, que la adquirió de Juan antes de que se iniciara el proceso de ejecución. Aquí, la empresa actuaría como un tercero adquirente de buena fe, lo cual significa que, al haberla adquirido sin conocimiento del embargo y habiendo transcurrido un plazo razonable desde la adquisición, es posible que no se vea afectada por el embargo y pueda oponerse al mismo, invocando su condición.
Otro caso ilustrativo es el de los terceros en el contexto de un contrato. Imaginemos que María firma un contrato con una inmobiliaria para comprar una casa. En el contrato se estipula que la inmobiliaria se compromete a realizar ciertas reformas en la propiedad antes de la entrega. Sin embargo, la inmobiliaria subcontrata las obras a un constructor, pero no le paga por sus servicios. El constructor, quien actúa como un tercero con respecto al contrato de compraventa original entre María y la inmobiliaria, puede tomar acciones legales para reclamar el pago de su trabajo, debido a que su situación jurídica se ve afectada por el contrato preexistente.
El reconocimiento adecuado de los terceros y la protección de sus derechos son esenciales para la justicia y la seguridad jurídica en España. Permite no solo resguardar los intereses de los no contratantes, sino también promover un tráfico jurídico eficiente y fiable, en que los agentes económicos puedan confiar en las transacciones y en el respeto de sus derechos adquiridos.